Selección
El reloj de la pared marcaba las
9:10 y aún tenía unos 20 minutos de espera. Era ya mi quinta entrevista, de un
total de 320 CV enviados aproximadamente en los 8 meses de búsqueda de nuevas
oportunidades laborales. Busqué un punto fijo en esa muralla blanca y me repetí
muchas veces “Esta vez sí”, “ahora si lo lograré”, “vamos que se puede”…
Llegar temprano a la entrevista de
trabajo era, como dijo mi último asesor, coach o algo así, muy importante si
quería dar una buena impresión. Recuerdo muy claramente la frase “la
puntualidad es reflejo de disciplina” y yo le hice caso.
Mire a mí alrededor y tenía unos 11
o 12 “contrincantes”. Eran simples postulantes como yo, pero sólo veía un grupo
de “enemigos”… esa fue otra idea de mi asesor, que según él, me ayudaría a focalizar
mis energías en derrotarlos. Los repasé con la mirada: ellos de terno, ellas de
traje, todos elegantes… bueno, igual que yo, porque como sabemos, la ropa y
sus colores genera un impacto en la persona que evalúa, por lo que seleccionar
adecuadamente tu vestimenta para la entrevista significa puntos a tu favor.
Tener ese empleo era de vital
importancia, y no dejaría que otra persona me quitara el puesto. Por lo que
estudie a los posibles candidatos y las fortalezas que posiblemente dirían en la reunión.
Preparé, por supuesto, mi discurso con mucha anticipación, vi tutoriales en
internet, leí al menos 4 libros de como impresionar en la entrevista, e incluso
practiqué mi discurso frente al espejo…
Si bien lo envié al correo de la
empresa, llevé mi CV impreso, a colores, hecho a la medida, a la perfección.
Seguí todos los consejos que pude, analicé los tipos de letra, sus tamaños y
formas, cuál era el que daba una mejor impresión en la entrevista. Reduje el
número de páginas, hice gráficos con el nivel de desarrollo de mis
competencias, e incluso, puse una foto que confieso tiene algunos retoques,
todo porque eso ayuda en el proceso…
Estudié al menos unos 9 test que se
ocupan en selección, su contenido y las respuestas que ayudan a obtener el
trabajo. Manchas, dibujos, formas, secuencias, etc…memoricé varios tips en caso
de que me hicieran participar en actividades grupales, incluso creo que conozco
las respuestas a las extrañas preguntas que realizan para entrar a google… por
si acaso.
En mi maletín de cuero (de esos que
dan la impresión de seriedad) llevaba entre otros unos cuarzos cargados de
buenas vibras y una ramita de canela amarrados a unos “santitos”, todo “para
atraer la fortuna y buena suerte” me dijo una señora con aires gitanos, espero
hayan valido los 10mil que gaste en eso…
El reloj marcó las 9:30. Una joven
alta con un traje blanco y lentes se asomó por una de las puertas que se abrió
sin emitir ruido alguno (todo muy tecnológico por cierto). Tomo su Tablet y
llamó uno a uno a quienes estábamos en la sala. Yo fui el tercero.
“Henderson, Alex” pronunció en el
tercer llamado a entrevista. Respiré profundo y me levanté del asiento sin
percatarme de la mirada de los demás… “Al menos por el nombre no quedo atrás”
pensé mientras caminaba hacia la puerta donde estaba la joven que parecía científica
futurista. Aquí el nombre es importante y mi apellido suena bien, al menos el
primer apellido, ya que el otro no, porque mi madre me aportó un apellido bastante
criollo. “Henderson” suena bien para un ejecutivo de nivel, eso me daría varios
puntos extras…
Caminamos por unos pasillos blancos
e iluminados. Repase en mi cabeza los consejos, palabras y frases que usaría.
El saludo, los gestos… todo controlado.
“Pase por aquí y siéntese por
favor” señalando una silla blanca ligeramente parecida a esos sillones que usan
los dentistas. No había escritorio. Bueno, sabía que la empresa era top en sus
procesos y destacaba en innovación y tecnología. Lo sabía porque había
estudiado también algo de eso, por si lo preguntaban…
“Extienda su mano” me dijo mientras
extrajo una especie de lápiz de su Tablet. Pensé que me pasaría algo cuando
siento un pinchazo en el dedo índice, desde donde brotó una gota de sangre.
Miró el artefacto, lo introdujo en el Tablet, miró los datos y esbozó una mueca
de desaprobación. “Eso es todo, muchas gracias, no ha quedado seleccionado”…
No era posible… no, no, NO… toda mi
preparación, el dinero gastado, para ¿eso?... la mire con incredulidad y
evidente palidez… y ¿la entrevista? Y ¿los test? y ¿mis fortalezas y
debilidades? ¿Y mi visión de futuro? ¿Y mis referencias? ¿Y mi ropa? ¿Y mi
apellido?....
“Esas cosas aquí no funcionan”
dijo. “nuestra tecnología permite obtener información de su ADN al aplicar
algoritmos que determinan el Bioperfil de cada postulante, y de acuerdo al
análisis realizado de su ADN, usted no tiene las capacidades, presentes ni
futuras, para ocupar el cargo ejecutivo”… “Pero no se preocupe, tenemos un
cargo en la unidad de aseo para lo cual su Bioperfil calza perfectamente…
Eso no era justo… tanta preparación
para nada, no era justo, ese cargo era mío… no era justo. Esto es un fraude…
Confundido, incrédulo y enojado
caminé por el pasillo hacia la salida. La joven aparentemente acostumbrada a
estas reacciones me miró a un par de metros de distancia y agregó “Sr. Henderson,
le sugiero consulte pronto a un especialista en Corea de Huntington, suerte”…
CC by-nc-sa
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