Propuestas atrasadas
“Stgo, 15 de octubre de 2018
Estimados Sres.
Me encuentro buscando urgente un proveedor de
intervenciones de manejo del estrés. Tenemos algunas situaciones complejas en
la unidad que lidero, relacionadas con el manejo de conflicto, la carga de
trabajo y en lo personal, el estrés me supera, ya no lo soporto. Somos 20 personas. Espero por
favor nos puedan enviar una cotización para poder abordar este tema a la
brevedad,
Atte. Nicanor F.”
Encontré
este correo en la carpeta Spam, de casualidad, mientras la revisaba para poder
vaciarla, puesto que me estaba quedando sin espacio…
Reenviar: “Jefe, adjunto para su conocimiento”
Sabía
que esto me significaría al menos un tirón de orejas. Una propuesta no atendida
es un cliente perdido, y un cliente perdido es dinero que dejamos de recibir
(en el mejor de los casos, porque antes hay que ganarse el proyecto), además
una empresa consultora pequeña como la nuestra no puede darse ese lujo, de
dejar pasar una cotización.
Preparé
la cotización y se la envié, “prefiero enviar tarde a no enviarla”.
“Stgo., 25 de octubre de 2018
Estimados Sr Nicanor.
Adjunto la cotización solicitada, somos
especialistas en manejo del estrés. Cualquier cosa me comenta.
Atte. Víctor D.”
Si
bien estábamos muy ansiosos de la respuesta, nuestra política es esperar un par
de días para no mostrarnos, justamente, “necesitados de proyectos”…
“Stgo., 29 de octubre de 2018
Estimados Sr Nicanor.
Me gustaría saber si recibió nuestra cotización
y si la propuesta se ajusta a sus requerimientos.
Atte. Víctor D.”
Correo
enviado. Ahora a trabajar en otros temas, ya que debemos producir…
“Stgo., 31 de octubre de 2018
Estimado Víctor,
Si, recibí la propuesta. La verdad es que ya no
necesito esa intervención, personalmente ya me siento liberado del estrés y la
presión. Sin embargo, envíasela por favor al área de operaciones, ya que por
diversas razones la presión del trabajo y las jefaturas que violentan a la
gente fueron trasladadas a esa unidad. Por favor envíenla a la brevedad, ya que
el tema es urgente.
Atte. Nicanor F.”
Cuando
uno vive de las ventas de consultoría una frase como “ya no necesito esa
intervención” es un balde de agua fría, pero en este caso aun teníamos una
oportunidad.
Con
tanto trabajo pendiente, el reenvío de la propuesta quedo nuevamente postergado.
Me acordé recién de enviarla cuando escuché a la colega decir que “necesitaba
un descanso justo para no estresarse”, y sin decirle a nadie reenvíe la cotización.
“Stgo., 02 de noviembre de 2018
Estimados Sr. Guillermo T.
A solicitud del Sr. Nicanor F. realizada el día
31 de octubre, le envío cotización y propuesta de trabajo para abordar el estrés
y manejo de conflictos.
Cualquier cosa me escribe.
Estamos en contacto.
Atte. Víctor D.”
Misión
cumplida. Lo sorpresivo fue recibir el correo de respuesta esa misma tarde…
“Stgo., 02 de noviembre de 2018
Estimado Víctor,
Agradezco la propuesta, bastante pertinente a
una realidad que tenemos que resolver de manera urgente, pero me sorprende que
la enviaran justo cuando estamos preparando los términos de referencia ¿Quién dijo
que le pidió enviarnos la cotización?... bueno, reunámonos el lunes para
conversar.
Atte. Guillermo T.”
¡Excelente!
Ese es un buen paso. Ir a la reunión con el cliente aumenta la probabilidad de
cierre a un 60%...
Llegó
el momento de la reunión. Me recibe el Sr. Guillermo F. con un rostro de
preocupación. Me lleva a una sala de reuniones y mientras pide dos cafés
empieza su relato: “tenemos un grave problema. La llegada de los nuevos jefes ha
sido catastrófica, aparte de las exigencias inalcanzables, sus relaciones humanas
con el resto son de lo peor. El maltrato, los gritos, las humillaciones hacen
de la empresa un verdadero infierno” continua: “lo peor es que a los ojos de
los gerentes esto es un paraíso, puesto que son los propios jefes quienes les
cuentan esas maravillas inexistentes”. “a tal extremo ha llegado esto, que
incluso hay personas que no pudieron más, que no soportaron y se quitaron la
vida… pero eso es otro tema…”
Este
gran desafío requería modificar la propuesta para intervenir con mayor fuerza. Ese
fue mi compromiso con don Guillermo. Recojo mis cosas y me despido
estrechándole la mano, sin antes por supuesto pedirle que salude de mi parte al
Sr. Nicanor F. ya que por su recomendación habíamos tenido la reunión…
¿Nicanor?
Dijo don Guillermo con los ojos desorbitados ¿Nicanor Fonseca? Debe haber un
error, eso es imposible.
“No
lo es”, le respondí, “aquí está el correo del 31 de octubre” mostrándoselo
desde mi teléfono.
Me
devolvió el teléfono en silencio. Me miró y señaló al muro donde entre varios
papeles con información de diversa índole, resaltaba en el centro una pequeña
placa con una fotografía que decía: “En memoria de don Nicanor Fonseca, 25 de
abril de 1961 – 20 de octubre de 2018”
Todos los derechos reservados. 2020 Kurt Goldman
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